¿Alguna vez has tenido mucha sed, y has podido saciar tu sed con un vaso de agua fresca?
Calmar la sed es una de las mejores sensaciones que podemos experimentar aquí en la Tierra. Hemos sido creados para beber agua de manera regular, y cuando dejamos de hacerlo, nuestro cuerpo se resiente.
La Biblia es como esa fuente de la que fluyen promesas y bendiciones para nuestra vida, en la que podemos saciar la sed de nuestra alma.
El apóstol Pablo dice: “De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza” (Romanos 15:4, NVI).
Fíjate lo que dice este pasaje:
Lo que se ha escrito en la Biblia
se ha escrito para nosotros
para enseñarnos
para alentarnos
y para que mantengamos nuestra esperanza
¡Es precioso! Dios te ha dado promesas preciosas en la Biblia, promesas que están esperando ser descubiertas y creídas por ti. A través de Su Palabra, Dios desea consolarte, darte fuerza y llenar tu vida de esperanza, para que puedas seguir adelante.
¿Has tomado hoy un vaso de esa fuente? No esperes más, querido(a) amigo(a), solo agarra tu Biblia y empieza a refrescar tu alma con unos cuantos versículos de las Escrituras.
¿Te apetece que oremos juntos? “Señor, gracias por Tu Palabra que nos enseña, que nos refresca y nos da nuevas fuerzas para seguir adelante. Ayúdanos cada día a tomar un buen vaso de esta fuente, para que así a través de Tu Palabra broten en nuestro corazón ríos de agua viva, y estemos firmes en la esperanza que nos das. ¡Te amamos, Señor! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
Disfruta de la Presencia de Dios en este día.
¡Eres un Milagro!