“Él te ha dicho, oh, hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Dios espera de ti? ¡Solo que practiques la justicia, ames la lealtad y andes con modestia junto a tu Dios!”

Practicar la justicia. Dios les pide a los que lo adoran que hagan lo que es justo. Esto incluye pensar y comportarse según lo que Dios dice que está bien y está mal (Deuteronomio 32:4). Por ejemplo, quienes se guían por las normas de Dios hacen todo lo posible por tratar a los demás de forma honesta e imparcial, sin importar sus antecedentes, su nacionalidad o su nivel social (Levítico 19:15; Isaías 1:17; Hebreos 13:18).

 Amar la lealtad. Esta expresión también se puede traducir como “amar el amor leal” (Miqueas 6:8, nota). La palabra hebrea que se usó originalmente para “lealtad” en este versículo significa que, además de ser fiel a otras personas, hay que ser amable y compasivo con ellas; no hay que conformarse con hacer lo mínimo, sino que hay que ir más allá. Y Dios no solo quiere que demostremos estas cualidades, sino que las amemos, que las valoremos mucho. Eso significa que a sus siervos les debería encantar ayudar a otros, especialmente a los que lo necesitan. Dar nos hace felices (Hechos 20:35).

 Andar con modestia junto a tu Dios. En la Biblia, el verbo andar a veces significa “seguir un cierto proceder”. Por eso, decimos que una persona anda con Dios cuando vive de la manera que a él le agrada. Noé fue un buen ejemplo de eso. “Él andaba con el Dios verdadero”, porque era un hombre justo a los ojos de Dios. Y “resultó ser intachable entre la gente de su tiempo” (Génesis 6:9). Hoy en día, andamos con Dios si ponemos en práctica lo que dice su Palabra, la Biblia. Para eso tenemos que ser modestos, es decir, tenemos que aceptar nuestras limitaciones y reconocer que necesitamos a Dios para todo (Juan 17:3; Hechos 17:28; Apocalipsis 4:11).